Mi proceso lector personal


Como lo comenté en la sesión la experiencia lectora en mi infancia y adolescencia fue algo muy natural, ni siquiera me parecía algo extraordinario, diferente o especial, porque desde pequeño ver libros, enciclopedias, periódicos y revistas era lo común, además, mi papá y mi mamá leían constantemente, por ejemplo de sus padres, algo que después supe, claro.

Por parte de mi mamá, su abuelita era Maestra de escuela rural y su familia vivía en un pequeño rancho alejado de otros más grandes y por supuesto de la ciudad capital, pero su gusto por la lectura era de los clásicos así que mi mamá leía a William Shakespeare.

En el caso de mi papá, al ser el hijo menor le tocó que su papá y sus hermanos le ayudaran y le facilitaran se convirtiera en autodidacta porque desde pequeño leía el periódico. Así que para mis padres tener algo que leer en casa, era algo tan elemental como tener alimentos.

Así que cuando ingresé a mis años escolares, desde Preescolar y Primaria, yo “leía” y sobre todo me leían en casa, lo cual era un momento grato, esperado y que curiosamente no era el momento nocturno previo a dormir, sino un periodo que podía presentarse en cualquier momento. Sin embargo, fue hasta el sexto año de primaria, que la Maestra Ramona, la más exigente de la escuela (eso decían) es la que nos invitó a leer.

En Secundaria, fue donde sí se “obligo” a leer en algunas clases, especialmente en la que se llamaba Español, que curiosamente parecía más una clase de Biología que otra cosa, pero al final, lo poco que indicaban que uno podía leer, lo hacía con gusto, pero siempre encontraba más libros en casa para seguir leyendo.

En Preparatoria me entró el espíritu del descanso de la lectura y me enfoqué a escuchar música, mucha música, lo cual incluso hago ahora, pero sin dejar de leer. En todo momento escolar leía lo que había en casa: libros revolucionarios (favoritos de mi papá) novelas sobre Egipto (favoritas de uno de mis hermanos, y de mi mamá) y también todo sobre Agatha Christie y Arthur Conan Doyle, que incluso mi mamá me dejo como herencia, porque tiene la colección completa. (Quizás por eso en algún momento quise escribir novela negra, cosa que nunca he hecho).

Yo leía sin sentir, es decir, no había nada especial, sólo lo disfrutaba, no me sentía diferente a cualquier otra cosa que hacía, claro que las emociones de las historias empezaron a hacer sinergia con las mías conforme crecía y quizás eso hizo que me identificara más con algunos libros, pero creo que fue algo paulatino y no de golpe.

Con respecto a la historia, me voy a permitir contar mejor una anécdota. En la Preparatoria ya leía mucho, e incluso participaba en un Club de cine y el Coordinador siempre nos mencionaba libros que podíamos leer, había otro Maestro que utilizaba libros técnicos de Administración para sus clases y yo me sentía orgulloso de llevar esos mismos libros porque en mi casa estaban porque mi papá compraba todo lo que podía.

La anécdota va más en el sentido de que en esa época yo sabía más de música que de libros, y recuerdo que una ocasión preguntaron qué libros leíamos y yo no me acordaba ni del autor ni del título de la colección que estaba de “moda” en casa: Norman Vincent Peale, alguien completamente en aquellos años (80’s). Incluso esos libros están todavía en uno de mis libreros, antiguos, leídos, aprovechados y saliendo a dar vida de vez en cuando. El caso es que cuando preguntan, yo no recordé ni el nombre del autor ni del libro, con excepción del tomo 5, al que no le busco explicación, pero es el título que recordé y tanto la Maestra como los estudiantes no creyeron que fueran libros sobre superación o pensamiento positivo, porque les dije que leí: Pecado, sexo y autocontrol, que es el título del número 5 de esa colección.

Recuerdo ese momento porque entendía lo que significaba la censura, algo que en mi casa no existía, en mi familia, sólo se nos guiaba, acompañaba y simplemente por el título en mi grupo fui señalado por leer “ese tipo de libros”. Claro, hace tantos años de eso y está tan superado que el día de hoy voy a ser mediador de una sesión sobre el tema: Literatura erótica. La lectura con una buena guía ayuda a superar las barreras mentales que otras personas tienen.

Autor: @victorflint

Producto del Curso Propedéutico de Mediadores de Lectura organizado por el Fondo de Cultura Económica. Facilitadora: Mtra. Brenda Rodríguez. Septiembre de 2021.

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